Sociedad

De la felicidad al luto: Viaje de una familia en busca de fondos para carnavales termina en tragedia por huaico

Todo comenzó con un viaje rutinario. Una pareja, residente en Juliaca, se embarcó hacia Arequipa en busca de un préstamo y la oportunidad de compartir momentos de alegría con sus seres queridos. Antonio Flores Moroco, conocido por las calles de Juliaca como un amable taxista, y su esposa Olda Cuno Tacar, una comerciante querida por su familia, anhelaban celebrar los carnavales en Macusani con la misma alegría que llevaban a sus clientes a sus destinos.

El lunes, 05 de febrero, día fijado para el regreso de Arequipa hacia Juliaca, el cielo comenzó a llover con furia. Las precipitaciones, precursoras de una tragedia inminente, apresuraron los pasos de la pareja hacia casa. Pero el destino tenía otros planes. Antes de partir, una llamada telefónica reveló un detalle: la fallecida había comunicado a su hermana en Macusani que llevaba consigo una suma considerable de dinero y que ya estaban de retorno.

El lunes la angustia incrementó. La familia, ante la ausencia de noticias, decidió tomar medidas desesperadas. Una denuncia por desaparición dio inicio a una búsqueda , alimentada por la esperanza de encontrarlos en el Km 79.800 vía Arequipa – Puno o en algún desvío.

Pero en las primeras horas de la mañana de este miércoles 07 de febrero, el amargo sabor de la realidad golpeó con fuerza. El hallazgo del vehículo enterrado, con sus llantas apuntando al cielo, marcó el inicio de una pesadilla sin fin. En su interior, el silencio sepulcral envolvía a tres almas, ahora silenciadas por la tragedia. Olda Cuno Tacar, Antonio Flores Moroco y su pequeña hija Kimberly F.C., de tan solo 8 años, encontraron su último refugio en la fría y implacable tierra con piedras.

La familia y Policía tuvieron que jalar con sogas el vehículo sepultado para recuperar los cuerpos de sus seres queridos. La consternación se mezcló con un destello de consuelo cuando se descubrió una pequeña fortuna en la guantera del vehículo. Diez mil trescientos soles, un testimonio mudo de los sueños truncados y las esperanzas perdidas.

Dinero encontrado por la familia.

La noticia se propagó como un lamento rápido, atrayendo a una familia en duelo desde Arequipa hasta las alturas de Carabaya – Macusani. Entre lágrimas y rezos, trasladarán hoy los cuerpos para una ceremonia de despedida. Tres corazones, unidos en vida y ahora en muerte, encontraron su descanso final bajo el cielo que una vez habían admirado con esperanza.

La tragedia de Juliaca a Arequipa, de la alegría al dolor, se convirtió en un recordatorio de la fragilidad de la vida y la fuerza de la naturaleza. Ese mismo lunes, diversos damnificados, cerrados el paso por el huaico, advirtieron a las autoridades que habían vehículos arrastrados pero no hubo respuesta inmediata.

EPA