
La deforestación de extensos bosques de queñuales en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca ha desatado alarma en Chiguata, Arequipa. La regidora Geraldine Benavente denunció que maquinaria pesada destruyó 7 mil metros cuadrados de flora protegida por orden de la alcaldesa Gladys Ticona.
El informe de fiscalización presentado por Benavente el 10 de enero señala que la intervención ilegal afectó 5 kilómetros de la reserva. La supuesta intención era construir una carretera para buscar agua, pero no existe autorización ni expediente técnico que respalde la obra.
El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) verificó el daño e inició un Proceso Administrativo Sancionador contra el municipio. Además, notificará a la Fiscalía Ambiental para el inicio de acciones penales por la devastación en el ecosistema altoandino.
La regidora criticó la falta de medidas ambientales previas y alertó sobre la destrucción de especies protegidas. Pobladores de sectores cercanos denunciaron que desde diciembre del año pasado presenciaron la tala indiscriminada de queñuales y otras plantas nativas.
La intervención policial confirmó un camino de trocha de 4 metros de ancho y 50 kilómetros de largo, con marcas de maquinaria pesada. «El daño es grave e irreparable», declaró Luis González Dueñas, jefe zonal de Serfor, al anunciar que remitirán su informe a la fiscalía.
La alcaldesa Gladys Ticona no ha deslindado su responsabilidad ni respondido a los pedidos de información. Benavente exige claridad sobre la procedencia de la maquinaria y el aval para ingresar a la zona protegida sin permisos ambientales.
