
La Policía de Arequipa enfrenta una crisis de confianza con 600 denuncias presentadas este año contra sus efectivos. Entre los casos más recientes destacan el comisario de Cayma, acusado de agredir a la madre de sus hijos, y siete agentes implicados en presuntos cobros de coimas. Estos hechos exponen fallas éticas graves en el cuerpo policial.
Según la Inspectoría, la mayoría de las denuncias fueron archivadas por falta de pruebas, revelando la dificultad de perseguir estas inconductas. Sin embargo, 41 procesos sumarios siguen abiertos, incluyendo acusaciones de violencia familiar, conducción en estado de ebriedad y delitos como coimas, peculado y robo agravado, con varios implicados en prisión preventiva.
Entre los procesos activos, 20 casos están relacionados con violencia familiar y 15 con conducción en estado de ebriedad, lo que evidencia problemas profundos de comportamiento dentro de la institución. Otros casos graves, como robo agravado, ya han llevado a la detención y procesamiento de agentes.
Esta situación refleja la urgencia de reforzar mecanismos de control y sanción en la Policía Nacional. La falta de pruebas no solo deja en la impunidad a posibles infractores, sino que también erosiona la confianza ciudadana en una institución clave para garantizar la seguridad pública.
